El 23 de abril de 1963, a las 9 de la noche, Manuel inauguró en la Galeria Breteau de París la que sería la exposición más importante de su vida, entendida como acto público. En ella, y anticipándose en unos años a lo que sería el devenir de la pintura, dio un paso aparentemente sin precedentes en su trayectoria experimental: abrazó la figuración como lenguaje pictórico. En este acto trascendental confluye toda su reflexión pictórica anterior y le sirve de base para todo su trabajo posterior. La Légende dorée des dieux et des héros siempre estuvo en el centro de todo el discurso de Manuel. Siempre que hablaba de su pintura hablaba de ello como su mayor logro: la superación de la abstracción.
Neptune, 1963
óleo sobre tela, 269x160 cm
Sin título, 1963
óleo sobre tela, 195x247 cm
Le char d´Apollon, 1963
óleo sobre tela, 195x248 cm
La chute d´Icare, 1963
óleo sobre tela, 150x200 cm
Les amours de Vénus, 1963
óleo sobre tela, 130x98 cm
Tu ne peux espérer la fin de cette agonie, 1963
óleo sobre tela, 150x199 cm
Au séjour de l´éternelle félicité, 1963
óleo sobre tela, 114x161 cm
Sin título, 1963
óleo sobre tela, 114x162 cm
Sin título, 1963
óleo sobre tela, 97x130 cm
David et Goliat, 1963
óleo sobre tela, 114x162 cm
Le Parnasse, 1963
óleo sobre tela, 340x190 cm
Pegasus, 1963
óleo sobre tela, 149x198 cm
Sin título, 1963
óleo sobre tela
Estudios para Pegasus, 1963
pastel sobre papel, 70x60 cm
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